jueves, julio 26, 2007

Deslumbrada por el genio ....

Te quiero
Tus manos son mi caricia,mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía. Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero. Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo. Porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aurora, ni cándida moraleja,
y porque somos pareja que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso; es decir, que en mi país
la gente vive feliz aunque no tenga permiso.
Si te quiero es por que sos mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.

Hagamos un trato

Compañera,usted sabe que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez sino contar conmigo.
Si algunas veces advierte que la miro a los ojos,
y una veta de amor reconoce en los míos,
no alerte sus fusilesni piense que deliro;
a pesar de la veta, o tal vez porque existe,
usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo,
no piense que es flojera igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato: yo quisiera contar con usted,
es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo;
y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda presurosa en mi auxilio,
sino para saber a ciencia cierta
que usted sabe que puede contar conmigo.

(Benedetti, obviamente)

miércoles, julio 25, 2007

Chouchou!!!!

Una da amor, aprecio, cariño, lealtad, bienestar, contento, dicha, sosiego, amistad, reposo, armonía...
Otra provoca apego, simpatía, confraternidad, satisfacción, alegría, fortuna, ventura, bonanza, quietud, conciliación, concordia, calma...

He debido apretar mis brazos fuertemente al tronco de éste, mi árbol, pues las antenas conformadas han vuelto a convocar a las hadas.

Primero de todo,
me gusta la gente que vibra,
que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y,
que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad,
para medir las consecuencias de sus acciones,
la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma,
pero que no pierda de vista que somos humanos,
y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos,
produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca,
capaz de oponerse con argumentos,
serenos y razonables a las decisiones de un jefe.
Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero,
la que no se avergüenza de reconocer,
que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores,
se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme,
constructivamente y de frente,
a estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente,
que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados,
con gente como esa, me comprometo a lo que sea,
ya que con haber tenido esa gente a mi lado
me doy por bien retribuido.

(Mario Benedetti)

Y ellas son esto y más!

Son mi faro, mis dádivas en vida, mi riqueza, mi fortuna.

Ya digo, ellas lo son todo.


lunes, julio 23, 2007

Pluma caída

Ya estará de vuelta en su redacción, rodeado de gente que entra y sale, charla y clava los ojos en mil letras digitales que deslumbran sus pupilas. Mochila al hombro busca su mesa, su espacio, burbuja. Abatido por el cansancio cae a plomo en su silla. Estira el brazo y enciende su herramienta de trabajo. Comienza a encontrarse en casa.

Necesita descorchar su cabeza. Salto y máquina de café, uno con leche. Mientras la mágica caja ruge y chirría, él mira sin mirar, con la cabeza en otra parte, como cae primero vaso, azúcar, café y leche.

Agarra el vaso plástico por el borde, se desplaza de nuevo a su mesa. Sopla el humo que sale y éste dibuja un pájaro que en segundos se esfuma, se mezcla con la transparencia de los hilos de aire. Al fin y al cabo – se dice -, siempre que avistamos un pájaro, tiende a desaparecer, por lo que… qué ha de extrañarme de éste?

No hay manera de borrar la bruma, el desconcierto y el miedo.

No hay forma de centrar ideas, de entender lo que está oculto, lo que le es forastero a su ser. De creer que si, pero bañarse en un no…. Parece que su cabeza ha subido en el primer vagón del tren que viaja sobre las curvas vías en montaña rusa.

Dedos que presionan teclas y ensayan ideas.
Tres reportajes por cerrar, por editar, por pulir…
Pero la pluma caída del pájaro no le deja funcionar. O es quizás el pájaro quién revolotea en círculos acechando a su presa? No.

No hay cazador ni cazado en esta historia.
Solo café, letras y humo de tabaco que mezcla melodías.
Una Azima y una Alhaja que se encuentran, y que con sus cargas provocan desequilibrio.

No hay engaños ni personalidades disfrazadas.
Solo hay cariño, sueños y necesidad.
Una proyección que enseña a los protagonistas a volar, a entender la reserva, la mesura.

No hay patio de recreo, no hay juego.
Solo entrega y una vida correlativa, energía recíproca que inunda toda imagen venidera común. Una cinta sobre la que andar descalzo y a solas, mientras el otro te cuida de la caída.

No hay trampas, usos ni abusos.
Solo compañerismo, delirio por compartir quimera. Una tremenda fuerza que mueve sus corazones y que solo el tiempo sabe a donde les ha de llevar.