viernes, junio 29, 2007

Viajando por Ítaca

Cuantas veces nos cuestionamos la huída?
“Iré a otra tierra, a otro mar,
otra ciudad mejor que ésta encontraré.
Todos mis esfuerzos son una condena y
casi muerto está mi corazón.
¿Hasta cuándo podré, aquí, languidecer?
Adonde vea, cualquier cosa que mire,
veo las negras ruinas de mi vida aquí
donde he gastado tantos años,
desperdiciados, destruidos totalmente”

Un amigo se acerca y me cuenta, a su modo.
En un viejo papel, una servilleta de bar, o en un ticket de la compra,
deja impresa la llave.
La vida debe ser una continua búsqueda y comprensión. 
Es quizás que por ello desvela sin revelar.

“Cuando partas hacia Ítaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimiento.
A Lestrigones, Cíclopes
y furioso Poseidón no temas,
en tu camino no los encontrarás
mientras en alto mantengas tu pensamiento,
mientras una extraña sensación
invada tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones, Cíclopes
y fiero Poseidón no encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si no es tu alma que ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que muchas mañanas de verano hayan en tu ruta
cuando con placer, con alegría
arribes a puertos nunca vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finos objetos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
sensuales perfumes, -tantos como puedas-
y visita numerosas ciudades egipcias
para aprender de sus sabios.
Lleva a Ítaca siempre en tu pensamiento,
llegar a ella es tu destino.
No apresures el viaje,
mejor que dure muchos años
y viejo seas cuando a ella llegues,
rico con lo que has ganado en el camino
sin esperar que Ítaca te recompense.
A Ítaca debes el maravilloso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Hoy que eres sabio, y en experiencias rico,
comprendes qué significan las Ítacas.”

Quizás con ello cabe reconocer que si no alcanzamos la riqueza
que da el conocimiento,
no habrá nuevos puertos y todas la partidas serán inútiles.
 Es eso, querido amigo, lo que con esto querías contarme?

miércoles, junio 27, 2007

... hace un tiempo, me sentía árbol.

Pasean mis hojas por el parque mientras el sol no provee brillo a la mañana. Yo inmóvil, mi condición, tan solo observo (días así no muestran esperanza).

Por una extraña razón, un joven peregrino, ahora, acostumbra mi compañía en tardes de visita. Y libero, desde entonces, oxígeno que adivina gozo.
Caminante. Que vaga por extrañas tierras, hermoso, migratorio en alma.
Y es éste el lugar donde ahora mora, y me musita.

Joven, que bien se sabe excluido. Vive sobre la muerte, impregnando con su olor el sufrimiento. Bellas ideas enfermizas con las que convive, al igual que toda su generación, cuya psique enferma (cada día más ciegamente).

Ese joven peregrino anacrónico, encerrado entre los tiempos de vacío, agonizando se viste su espíritu, aburrido de la continuidad de sus días. Satisfecho, al menos del no dolor, repite diariamente su rito;

Camina despacio hasta mi, se detiene observándome (siempre) por primera vez.
Levanta su brazo remangando la no manga, y con suavidad pasa sus yemas por cada fisura seca de mi piel, parece que quisiera memorizarlas. Seguidamente acerca su nariz, y al inhalar, se lleva partículas húmedas, perfumadas de moho, recogiendo parte de mi materia, la esencia. Parece que estudiaba el sonido de mis formas.


Mi savia anunció, desde el inicio, la pureza en su alma.
Su llegada, es una carrera de células por mis ramas intentando beber, de una punta a otra, aumentando mi presión a la corteza. Me devuelve a la vida.
Es entonces, cuando siento como los brotes más jóvenes de mis ramas se estiraban hasta alcanzar su seda, mientras él se sienta.

.... otro cuento hecho de polvo de hadas amigo, - susurra -.

Y es el vacío quién esta noche encenderá mi vela. Pues yo no quiero ya soñar mutilando a la ilusión, no quiero bañarme con la fantasía en el mar, si ella no está sedienta de estrellas. No quiero más nunca rozar la dilección, ni que me lleve de paseo a su jardín de flores malditas (mordiscos amargos por su lacónico sabor).... no quiero amigo, no quiero.


Mi tronco solo sabe de esperar, como espera cada día que tu espalda acaricie la corteza. Soy árbol, que resiste antojadizos huracanes, que aprende a moldearse y resistir. Árbol que da sombra, mas a nadie cobija.

...Triste amigo, triste vivir en éste teatro, donde los actos no concluyen en realidades, sino tan solo en eso, representaciones en las que todos participamos para formar parte de esta patraña, esta divina comedia como alegoría de la vida (la vida del hombre!). Circo de indescriptibles payasos y fieras hambrientas que todo engullen, mientras, por el palco pasean almas desnudas, ateridas de frío, buscando quietud en tanta oscilación, tanto ruido, tanta risa, tanto público endemoniado que se sienta a observar dolor ajeno. Angustia, ansiedad, realismo, la esencia del suicida. Es esto, esto es la vida?

Sube el tono al hablar, busca su mirada y abraza mi contorno impermeable, que se hace esponja de él. Sus latidos atraviesan mi leña, hondas que se propagaron a mis raíces y de allí, a la madre tierra.

Sí lo se, -dice el joven-, el caos al final, es proporcional al grado de conocimiento. Enfermedad que solo agrade al talento. Al espíritu que busca. Al rebelde e individual.

Buscando siempre sentido a la existencia!!

...vértigo.



Hay ocasiones donde la cabeza no sabe transmitir a la boca, a la lengua, y menos aún a las manos.
Hay ocasiones que el vértigo te sorprende y los sentidos se sienten mareados.
Hay ocasiones donde prefiero robarle palabras a otros, y bañarme en su riqueza.

"La memoria es frágil y el transcurso de una vida es muy breve y sucede tan deprisa que no alcanzamos a ver la relación entre los acontecimientos, no podemos medir la consecuencia de los actos..." (Allende)

"Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose una a una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor." (Cortazar)